Las actividades que han generado recursos económicos desde el siglo XV han sido principalmente la agricultura, la ganadería y los productos afines.
Desde el sector primario, los principales cultivos han sido los cereales, la vid, el cáñamo y el olivar. La elaboración del pan como alimento básico genera la construcción y compra por el Concejo de Chinchón, en el siglo XV, de varios molinos harineros en el recorrido del Tajuña por su vega.
En este mismo siglo se construyen los primeros molinos aceiteros que tienen un notable desarrollo en el siglo XVI y posteriores, a medida que aumentan las plantaciones de olivos. En el siglo XVIII había en Chinchón 32 molinos aceiteros.
La ganadería era un complemento de la agricultura, criándose diferentes clases de ganados y aves como las gallinas, cerdos, ovejas, palomas, caballos, bueyes, abejas, etc. para uso doméstico. La cría del cerdo ha sido muy común en Chinchón hasta la primera mitad del siglo XX.
El ganado de la zona proporcionaba la materia prima a los pellejeros, curtidores y zapateros. Chinchón ha conocido a lo largo de la historia tres tenerías.
Los tinarejos, tejeros y alfareros daban forma a sus tinajas y a los demás productos artesanos vinculados a los alarifes y demás oficios en la construcción.
El ajo y los productos afines empiezan a cultivarse en el siglo XVIII, siendo en la actualidad unos de los productos mayores generadores de renta en el área agrícola y de puestos de trabajo temporales.
Se mantiene la producción vinícola con la denominación de origen de Arganda a través de la Sociedad Cooperativa que engloba a la mayoría de los cosecheros y expende su producto tinto, blanco, rosado y crianza embotellado y a granel. Existe otra Sociedad privada que comercializa vinos tintos, blancos y crianza.
La industria inicial estaba orientada a la agricultura y sus productos derivados. En la actualidad se orienta básicamente hacia la construcción y los servicios. La inexistencia de un polígono industrial puro excluye industrias transformadoras, genera un desorden en el tejido urbano y degrada la estética del conjunto histórico artístico.
La tradición vinatera desde el siglo XIV, en que cada cosechero tiene su propia bodega donde obtiene su vino y destila los orujos, da origen a la destilación del anís. Este destilado de vino, macerado con grano de anís matalahuga, lo redestila de nuevo en la alquitara para elaborar el aguardiente anísado de Chinchón.
En 1.911, más de 300 cosecheros fundan la Sociedad Cooperativa Alcoholera de Chinchón que inicia la elaboración y embotellado industrial del Anís Chinchón. Nace la industria del aguardiente que tuvo un gran florecimiento comercial hasta la primera mitad del actual siglo, aunque su capacidad de empleo ha sido escasa, dado su proceso de automatización. En la actualidad existe una industria en el término municipal.