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Rutas e Inventario de Recursos

NO HACE MUCHO TIEMPO...

Chinchón se dividía en dos sectores bien diferenciados: el urbano, alojado en un núcleo bien definido, y el rural. Los campos que actualmente se observan casi deshabitados, hasta hace poco tiempo estaban llenos de vida debido a que la economía estaba basada en la agricultura y en la ganadería. Por esta razón se quiere dar a conocer todas estas construcciones hoy casi olvidadas, que se repartían por todo el término municipal. Existía una gran variedad de edificaciones que podían acoger tanto a familias enteras, como a pastores solitarios, también lugares específicos para sus animales de carga o para sus rebaños de ganado. En este trabajo se recupera el mapa de ese tiempo dando a conocer a propios y visitantes el inventario de todos esos puntos de interés de la historia de Chinchón (majadas, chozos, cuevas, fuentes, memoriales...) que aún se pueden visitar, aunque desgraciadamente no todos se conservan en el estado idóneo. También se intenta describir su uso y entender con ello la forma de vida de su gente en una época no tan remota.

 


 

LA GUERRA CIVIL EN CHINCHÓN

Chinchón, al igual que todo su entorno, se vio envuelto en la larga contienda del asedio a Madrid; sus desniveles sobre dos vegas de suma importancia en la lucha: Tajuña y Jarama, propiciaron la construcción de trincheras, polvorines, bunkers y cuevas, que aún se pueden visitar, principalmente en el Pingarrón, monte Villaverde y la vega del Tajuña.

 

 

TRINCHERAS Y BUNKER EN VILLAVERDE. El alto de Villaverde constituyó un punto de observación por su amplia panorámica de la que aún se puede disfrutar.

 

 


 

LOS DESPOBLADOS

El conocimiento de la mayoría de estos despoblados es por el afloramiento en estos lugares de materiales, por referencias históricas y gráficas, y por tradición oral, dado que no se ha realizado un estudio prospectivo.

 

A unos 200 m de la Dehesa Villaverde se descubrió, mientras se efectuaba la canalización de un gaseoducto, restos de lo que podría ser de un poblado carpetano. Los Carpetanos eran un pueblo que habitaba en la Meseta Sur y sus aldeas estaban situadas en cerros que normalmente contaban con elementos defensivos como fosos y empalizadas de madera.

 

De la época romana se han encontrado restos en “El Moral” y “San Millán”, donde es probable que se ubicasen estos poblados. En el paraje El Campanario, se encontró una antigua pila de época romana. La proximidad de la localidad de Titulcia propició que, al amparo de su importante guarnición militar, aparecieran diversos asentamientos, como el de San Juan, junto a la laguna homónima y donde se encontraron restos de cerámica y mosaicos en el paraje de “El Moral”. En el poblado de Villaverde, de origen romano, se descubrió un sarcófago romano paleocristiano con restos humanos, labrado en una sola pieza de piedra con una gran losa como cierre.

 





CUESTA DE LOS MOLINOS. . En el siglo II a. C. se produjo un progresivo abandono de los poblados encastillados situados en las colinas y una simultánea ocupación de los llanos.

SARCÓFAGO ROMANO. Encontrado en el poblado de Villaverde y datado en el siglo II a.C.

 

 

Poco después de la ocupación musulmana de la península, a partir del siglo VIII, la población de esta zona se incrementó fundándose poblados como San Galindo o Monasterio, que tenían como cometido el de custodiar la Marca Media. Según la frontera se fue alejando hacia el sur se produjo la despoblación de algunos lugares. Mención obligada merece el poblado de Casasola con su castillo. Algunos historiadores comentan que existían las ruinas de otro, anterior a este, en el despoblado de Eza o Heza.

 

 

CASTILLO DE CASASOLA. . Levantado sobre una meseta que domina el valle del río Tajuña, el Castillo de Casasola es una construcción, ahora privada, del siglo XV y de planta triangular que conserva un puente de piedra y varios torreones.

 

 


 

LAS MAJADAS

Las majadas o apriscos son lugares que sirven al pastor y su ganado de refugio. Suelen estar en zonas suficientemente abastecidas de agua, con pasto para el ganado y en las cercanías de las vías pecuarias. Se componen generalmente de una pequeña casa para albergue del pastor, donde no faltaba un cuadro o lienzo de san Antón, el hogar con la chimenea, una o varias chozas con cobertizo para proteger al ganado y todo ello rodeado por una cerca de mampostería que hace las veces de corral.

 

MAJADA VALDEHORNO. . Se ve lo que fueron dos corrales y la casa del guarda.

 

 

La vida en la majada era muy dura, sin electricidad, sin agua corriente y aislada de vecinos. Desde abril hasta finales de agosto, cada día y antes del amanecer, los pastores subían al pueblo con sus borricos cargados con los cántaros de leche en los serones y los corderos u ovejas, ya sacrificados, para los pedidos de las carnicerías. Después de agosto las visitas al pueblo, quedaban reducidas a una a la semana para comprar los alimentos básicos.

 

MAJADA EL BARBERILLO. . Es frecuente encontrar cuevas como parte de las dependencias.

 

 

En el extenso término de Chinchón existen restos de numerosas majadas, todas ellas deshabitadas, que muestran una forma de vida no tan lejana. En la de Peñaquemadilla y la Casa de la Conejera, se conservan las bases de los camastros sobre los que se colocaba el colchón de paja o lana para dormir; la Casa del Montero era un complejo agropecuario que cuenta con una cueva excavada aprovechando el desnivel del terreno, igual que la majada de Las Cárcavas y la de Pepe Romano, esta contaba con lo que por entonces debía de ser todo un lujo, un retrete.

 

MAJADA DE VALDEMOLINOS. . Con una digna chimenea y una pequeña sala adjunta que serviría de dormitorio.

 

 

En la majada El Barberillo también se encuentran varias dependencias excavadas en el monte y fue, junto con la Casa del Valle, de las pocas que guareció ganado bovino.

 

Desde la majada de Tres Corrales se atisba el recorrido de viejas trincheras de la Guerra Civil; desde allí se observa una gran extensión de la vega, lo que le hacía un sitio estratégico.

 

MAJADA DEL TÍO CASTILLO. . Se compone de cuadras, cobertizo, almacenes, cocina y vivienda.

 

 

 


 

LOS CHOZOS

Testimonio de tiempos ya lejanos, es fácil observar aún “los chozos”, difuminados en el paisaje, levantados sobre páramos, terreno erial o excavados en las laderas de los cerros.


Los chozos son refugios realizados aprovechando los materiales más accesibles y los recursos de la naturaleza. Exentos de ornamentación pero con un alto sentido utilitario.


Fueron en su día una respuesta del campesino a las inclemencias meteorológicas, un refugio que además era usado durate la campaña de recogida del olivo o de la vid como habitáculo de vigilancia donde pernoctaba el agricultor para proteger sus cosechas.


 

VALDELOSYUGOS (piedra).

 

 

Siendo muy escasos en la vega, en el resto se encuentran principalmente de dos clases:


Construidos íntegramente en piedra. La mayoría están situados en la campiña y estepas, se levantan en forma de iglú con hileras de piedra superpuestas, sin esquinas, reduciendo el diámetro de cada hilera hasta conseguir cerrarlas por su parte superior en “falsa cúpula”. Finalmente se creaba un conjunto firme con el relleno de sus huecos e interior con adobe, que lo aislaba del exterior

 

HAZA DE LA MULA (piedra)

 

 

Excavados en los cerros. Situados en la unión entre la campiña y la vega, en los taludes más suaves, aprovechando la fácil erosión de las margas yesíferas que los componen, se excava una cueva que finalmente es tapada con una gruesa pared de mampostería.


Simples, en apariencia, los chozos desafiaron los usos arquitectónicos ligados a la agricultura, y en menor medida, a la ganadería.


En la actualidad apenas tienen función alguna, encontrándose la mayoría, abandonados y en proceso creciente de desaparición, pero los chozos que permanecen aún desafiando el paso del tiempo, nos muestran un ejemplo de construcción sencilla, tradicional y doméstica; un valioso legado cultural de nuestros antepasados digno de proteger.


 

CARCAVILLA (excavado)

 

 

PAVILLO (excavado)

 

 

VALQUEJIGOSO (piedra)

 

 

 


 

LAS FUENTES

La comarca de Chinchón forma parte de la gran meseta central de España y pertenece a la parte de submeseta meridional. En conjunto, constituye una planicie alterada por valles producidos por la erosión de cursos superficiales y subterráneos. En los desniveles de conexión entre los valles y la meseta, afloran la mayoría de las fuentes naturales, que desde antaño han servido para calmar la sed, lavado y descansadero de personas y animales.


Algunas, por la dureza de sus aguas, solo eran aceptables para refresco y limpieza de ganados; entre ellas las fuentes de “La Rendija”, “La Pernisteba” y “Las Pilas”, con abrevaderos tallados directamente en la pared yesífera.

 

FUENTE DEL VALLE

 

 

También hay fuentes de aguas más delgadas y dulces, destacando Valdezarza (ver ruta de Valdezarza) y Valquejigoso (ver ruta de Valquejigoso) que regaban pequeñas huertas a su alrededor y que cuentan con abrevadero y lavadero cubierto.


Otras destacadas son: la “Fuente Pata” (ver ruta de Valquejigoso), “Fuente del Aulagar o de “La Tenería”, la fuente de “El Retiro”, Valdericeda y “Fuente Bodega”.


Algunas, como la fuente “La Canana” y “Las Cajoneras” o Cajoneros, se encuentran actualmente secas y cegadas por la maleza.

 

FUENTE DE LOS PILONES. Situada en el camino de san Galindo.

 

 

Todas forman parte del territorio de Chinchón, dan nombre a numerosos caminos y traen recuerdos de otros tiempos de agricultura y ganadería sin la mecanización actual. Las fuentes, lavaderos, abrevaderos y pilones, aunque hoy están en desuso, se siguen utilizando como áreas de recreo y como puntos de interés turístico y relax dentro de las rutas naturales.

 

FUENTE DE LA BODEGA. Hoy aislada y en desuso, en ella se lavó la ropa de los enfermos durante la epidemia de cólera de 1885 por haberse cerrado el Pilar de la plaza Mayor para evitar el contagio.

 

 

 


 

LOS CAMINOS

PUNTO GEODÉSICO EN MONTE VILLAVERDE.

 

 

Son un claro ejemplo del cambio de vida en nuestra sociedad. Hasta hace no mucho eran como las carreteras de ahora; había, desde pistas que unían los grandes núcleos urbanos, como el camino de San Galindo que unía Chinchón con Madrid pasando por San Martín de la Vega y facilitando el paso del valle al llano superior, aún conserva multitud de construcciones (puentes, ermita ruinas...) que dejan entrever su importancia geográfica e histórica. También existen pequeños caminos que unen la población con los campos de labor. Los caminos no necesitaban mantenimiento, pues el propio uso lo mantenía en buenas condiciones. Al igual que ahora se encuentran restaurantes, hoteles, gasolineras o áreas de descanso, antes no faltaban las posadas, fuentes y descansaderos para aliviar al viajante. Chinchón lo surcan multitud de caminos de todo tipo, la mayoría en buen estado gracias a su uso agrícola actual, que siguen comunicando, como lo hacían antes, con localidades próximas y otros lugares de interés sin usar la carretera. Hoy todavía, los caminos en mejor estado son los que se dirigen a las localidades próximas llevando su nombre.

 

LAS VÍAS PECUARIAS. Con tradicional vocación ganadera y favorables repercusiones en el aprovechamiento de pastizales, comunican entre sí parques, reservas y espacios naturales; hacen posible el enriquecimiento genético de las especies, permiten el uso colectivo de parajes naturales y constituyen un instrumento favorecedor del contacto del hombre con la naturaleza. Serpentean por la mayor parte de las regiones españolas a lo largo de cien mil kilómetros y se dividen, dependiendo de su anchura, en cañadas, cordeles, veredas y coladas.

 

 

MOLINCAIDO

 

 

 

 

 


 

FLORA

En el paisaje de Chinchón se distinguen tres sectores con valores naturales diferenciados: la ribera del Tajuña, formada por materiales aluviales que suponen un suelo rico, la Campiña que es la zona de contacto de la vega con la parte alta de los páramos y que está formada por arenas y gravas destinadas a la agricultura y el Páramo, que presenta una superficie plana y elevada en la que se encajan los ríos en cárcavas quedando al descubierto los yesos, arcillas y margas que albergan una escasa vegetación.


La vegetación en los llanos, barbechos y cerros yesíferos, la componen especies generalmente de pequeña talla, arbustos como el tomillo, esparto, jara, zarzamoras, aulagas, loniceras, espino negro o retamas así como pequeñas plantas como la amapola, la achicoria, viboreras, dragoneras, avena loca o cardos. También hay que destacar la presencia de quejigos, encinas o coscojas, testigos de lo que fueron bosques primitivos.


En la vega y en lugares húmedos, por el nacimiento de manantiales naturales, se encuentran los lugares más productivos, aquí es más frecuente la arboleda: chopo, álamo, olmo, acacia, nogal junto a arbustos como carrizo, escaramujo, junco, zarzamora, espadaña y broza de agua.


Por último abundan los cultivos producidos por el hombre: cereales (trigo, cebada, avena y maíz), arboles (olivo, almendro, higuera, cerezo), arbustos (membrillo), hortalizas (tomate, patata, judía verde, pimiento y pepino), sin olvidar la vid, garbanzo, judía y el famoso ajo.

 

CARRASCA (Quercus rotudifolia)

ESPARTO (Macrochioa tenaccisima)

 

 

AJO (Allium sativum)

VID (Vitis)

 

 

OLIVO (Olea europaea)

NOGAL (Juglans regia)

 

 

CEBADA (Hordeum vulgare)

 

 

 


 

FAUNA

Hay una gran variedad de especies en sus distintos hábitats: el agrícola, la campiña, cerros yesíferos, cortados y humedales. Entre las pequeñas aves se ven: cogujadas, palomas, tórtolas, trigueros, carboneros común, jilgueros, petirrojos, zorzales, gorriones, pardillos, herrerillos común, pinzones, urracas, verdecillos, golondrinas, vencejos, grajillas, mirlos, estorninos, abubillas, perdices y codornices entre otros. Entre las rapaces se pueden observar: búhos, mochuelos, autillos, cárabos, alcotanes, cernícalos, gavilanes, halcón común, milanos o aguiluchos laguneros.


No faltan mamíferos como los jabalíes, zorros, conejos, liebres, erizos, ratones de campo o jinetas.


La vega, y su laguna en especial (ver ruta de La Laguna), ofrece una enorme biodiversidad. En estos ecosistemas se encuentran especies autóctonas como los cangrejos de río, garza real e imperial, martín pescador, fochas, porrones o gallinas de agua que cohabitan con especies alóctonas como el gobio o la carpa.


Abundan pequeños reptiles y anfibios como el endémico sapo partero, la lagartija ibérica, el sapo de espuelas, la rana común, el tritón jaspeado o la culebra de escalera. Insectos: mariposas, saltamontes, la carraleja o aceitera común, grillos, escarabajos... todos ellos numerosos gracias a la variedad de ecosistemas.


La actividad ganadera es hoy en día muy escasa.

 

COGUJADA COMÚN (Galerida cristata)

BUHO REAL (Bubo bubo)

 

 

AGUILUCHO LAGUNERO OCCIDENTAL (Circus aeruginosus)

SAPO PARTERO IBÉRICO (Alytes cisternasii)

 

 

ACEITERA COMÚN (Berberomeloe majalis)

CULEBRA DE ESCALERA (Rhinechis scalaris)